NUESTRO PROPÓSITO
La salud de la mujer se encuentra en una posición de desventaja debido a un sesgo de género arraigado en la investigación y tratamiento médico. Este sesgo proviene de un enfoque históricamente centrado en la biología masculina, lo que resulta en:
Disparidad en la investigación clínica: Los estudios clínicos tradicionalmente se han enfocado en la biología masculina, oscureciendo diferencias biológicas esenciales basadas en el género. Esto ha llevado a tratamientos menos efectivos y menos disponibles para las mujeres.
Es importante destacar que las mujeres no comenzaron a participar de forma generalizada en ensayos clínicos hasta hace aproximadamente dos décadas debido a diversas preocupaciones, incluyendo el impacto de los cambios hormonales y el riesgo de embarazo durante el estudio.
Esto ha llevado a una falta de representación de las mujeres en la investigación de medicamentos hasta que la FDA comenzó a recomendar su inclusión en los años 90.
Entre 1997 y 2000, el 80% de los medicamentos retirados del mercado en Estados Unidos presentaban efectos secundarios adversos en mujeres, revelando una inclusión insuficiente de mujeres en los ensayos clínicos.
Diagnósticos tardíos: La evidencia muestra una sistemática subestimación o exclusión de condiciones femeninas significativas, lo que lleva a diagnósticos tardíos.
Estudios encontraron que las mujeres son diagnosticadas más tarde que los hombres en una amplia gama de enfermedades.
Se destacó que las enfermedades se diagnostican a una edad posterior en las mujeres en 770 tipos de enfermedades, lo que sugiere un patrón sistemático de diagnósticos tardíos en mujeres en comparación con los hombres.
Barreras socioeconómicas y socioculturales: El papel tradicional de la mujer como cuidadora y las limitaciones socioeconómicas y culturales retrasan su autocuidado y acceso a tratamientos adecuados.
Es muy importante considerar el papel de género en el cuidado informal y su impacto en la salud.
Inversión insuficiente en la salud de la mujer: La falta de inversión en investigación específica para la salud femenina limita los datos disponibles, afectando el diagnóstico y tratamiento adecuado en todas las edades.
Ejemplo: La endometriosis, una enfermedad que afecta al 10% de las mujeres en edad reproductiva, ha sufrido históricamente una inversión insuficiente en investigación, lo que ha llevado a una comprensión limitada y retrasos en el diagnóstico que promedian los 7-10 años.
Patologías con incidencia diferenciada: Diferencias significativas en incidencia y manifestación entre hombres y mujeres. Algunos ejemplos como enfermedades autoinmunes, cerebro- cardiovasculares, neurológicas